No sólo le decimos adiós a un nombre de la tradición porteña.
No sólo le dijeron adiós a sus 50 empleados históricos.
No sólo le decimos adiós a su cafecito después del teatro.
No sólo le decimos adiós a las grandes personalidades que por allí frecuentaban.
No sólo le decimos adiós a su salón de espejos.
Le decimos adiós a un pedacito de historia.
Coco y Davidson
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