Andrea y Pablo, sus dueños, nos esperaban cada mañana con panes, mermelada y alguna sorpresa dulce, todo casero y recién hecho. Además del café con leche en tazas de barro gigantes y la calidez de su charla matutina. La exquisitez y el sabor de lo casero convivían en sus panes y mermeladas: panes de salvado y trigo, y mermeladas de durazno, ciruela y frutilla. Ahora, un mes después, nos preguntamos: ¿por qué no trajimos un frasco de las mermeladas de Andrea?
Los detalles son ley en el tranquilo hostal. Nada está librado al azar: desde la ubicación de las plantas ("Siempre hay un lugar que les gusta más. Ahí crecen mejor", nos enseñó Andrea), hasta la sorpresa dulce para acompañar el desayuno (en San Valentín nos despertaron con unas riquísimas galletitas con forma de corazón).
La tranquilidad del comedor, el sol que entra por la ventana, los mil y un objetos que decoran los espacios, el saludo diario de Lalo, su hermoso perro, todo se vuelve a dibujar en nuestra mente. Ambos lograron que sintiéramos la tranquilidad de volver a casa después de un día de horas de viaje, tierra y pies cansados.
No vamos a romper la promesa que le hicimos a Andrea, vamos a volver todas las veces que visitemos Jujuy. Además, tenemos que volver por las mermeladas.
No vamos a romper la promesa que le hicimos a Andrea, vamos a volver todas las veces que visitemos Jujuy. Además, tenemos que volver por las mermeladas.
Totalmente de acuerdo, un sitio increíble donde volver a dormir y a DESAYUNAR!
ResponderEliminarhttp://corazon-de-arroz.blogspot.com.es/2011/11/jujuy.html
Un saludo
Le prometimos a Andrea volver...¡Debemos hacerlo!
EliminarQue gusto saber que más gente lo conoce. ¡Gracias por tu comentario!