domingo, 26 de agosto de 2012

Malvón: El placer de Merendar


Barrio de Palermo, un viejo conocido con lugares por conocer. Perdidos entre las calles y las ofertas descubrimos a "Malvón", panadería y café, en Serrano casi Aguirre. Esa vez merendamos y lo aprobamos, teníamos que volver para dejar todo registrado.


La espera de la mesa para dos no nos molesta. Sabemos que, en este caso más que nunca, bien vale la espera. Ubicado en una antigua casona, la decoración mantiene la diferencia de ambientes. Cada mesa es particular y son diferentes las que forman parte del living de las del patio. Mesas bajas, sillones, azucareras de vidrio de color, un tocadiscos y botellas de vermú. El vintage es anfitrión y nos encanta.  La carta es variada y cambia todos los días: muchos de los desayunos y meriendas tienen su menú del día que varía con las estaciones o el clima. Una variedad que enriquece el paladar y sorprende. Nos decidimos por dos meriendas completas con café con leche, Porteño y NY. Opuestos y complementos: dulce de leche y manteca de fresa, tostadas y muffin, budín y cheese scon.


Para destacar: el budín del día con nueces, la manteca de fresa (una genialidad que combina el típico manteca-mermelada) y las inigualables tostadas de pan casero. Y si todo esto se acompaña con un gran café con leche en vaso de vidrio, tenemos merienda. Vamos a volver porque amamos las meriendas casi tanto como amamos el café.


sábado, 16 de junio de 2012

Confitería Las Violetas: la vieja dama

Nos mudamos. Nuevo barrio, nueva casa, nuevos lugares. Debemos empezar por la estrella de la zona. En la esquina de Avenida Rivadavia y Medrano brilla Las Violetas y ese es nuestro destino.


La confitería "La Violetas en Primavera" fue fundada en 1884. Prima hermana de El Molino, que todavía espera reabrir sus puertas frente al Congreso, cumple 125 años. Mientras esperamos para entrar (si, las señoras bien educadas se hacen rogar) pensamos en como sería Buenos Aires en esa época. Galeras, damas antiguas como las de los actos escolares y una confitería en zona de quintas y familias aristocráticas.


"¿Mesa para dos? Por acá por favor". Entramos. El ambiente cargado de perfume de mujer nos impacta aún antes que la decoración. Sin lugar a dudas es el lugar predilecto para tomar el té con masas de las "señoras paquetas" del barrio y alrededores. El ambiente invita: la elegancia en todos sus aspectos, grandes fuentes de masas y delicatessen, mozos de chaleco y moñito, manteles y mesas de señoras sesentonas. Los vitrales que ocupan una de las paredes tienen un capítulo aparte: maravilla la belleza del sol de la tarde entrando por los vidrios coloreados de violetas, rosas y lilas.



Tanta elegancia que nos rodea no nos deja pedir nuestro clásico "café con leche con tostadas". Tras el consejo del mozo, pedimos dos café con leche con una porción de Marquise: base de almendras y chocolate amargo, con mousse de chocolate y más almendras. Mientras la saboreamos no podemos comprender como algo tan pequeño puede tener tanta concentración de chocolate, tanto que las tazas de café con leche nos resultan extremadamente pequeñas.


Más allá de la dosis extra de chocolate, nos llevamos la anécdota de nuestro mozo:
- ¿Quién gana en una discusión? ¿Un viejo gastronómico o una piba de menos de 25 años? - nos increpa directo mientras le pedimos la cuenta.
- ¿Quién le discute?- Adivinamos por donde viene el asunto mientras una chica de la derecha mira su capuchino con disgusto.
- La chica de allá me dice que el capuchino que le llevé no es capuchino porque no es como el de una casa de comidas rápidas.
- Digale que lo que toma ahí, tampoco es café.
Nos sonríe. Nos ganamos un amigo en el barrio.



martes, 1 de mayo de 2012

Café Margot: en el corazón de Boedo

Buscamos un nuevo hogar, conocemos un nuevo barrio. Boedo, tierra de tangueros es nuestra próxima parada.


No lo sabíamos pero los discursos de agentes inmobiliarios dan hambre. En una esquina de la avenida Boedo, encontramos a Café Margot. Con el rugir de nuestros estómagos entramos en busca de una merienda completa, como las que nos preparaban cuando volvíamos del colegio.


Margot es el refugio del barrio, en el esplendor de su avenida emblemática, reúne charlas y almuerzos tardíos de fin de semana. la decoración recuerda a un viejo bodegón, con su barra bajo la guirnalda de jamones crudos, el sinfín de botellones y la máquina de café expreso. Anotamos sus especialidades: cerveza artesanal y sandwiches de pavita, alguna tardecita de verano nos encontrará disfrutándolas.

La merienda completa cumple nuestras expectativas: café fuerte y con mucha espuma, pan casero como recién hecho, dulce de leche, manteca y pedacitos de bizcochuelo de chocolate para acompañar. La medida justa de una merienda completa.


La placa de bronce de nuestra mesa nos anuncia que allí nacieron muchos proyectos. Esta misma mesa escuchó nuestros sueños, nuestros nuevos proyectos: "Esta mesa acogerá siempre los desvelos de los irreductibles ensoñantes". Vamos a cumplirlos.

martes, 20 de marzo de 2012

Rincón del Valle: Desayuno en San Salvador de Jujuy

Cuando elegimos el hospedaje para nuestro viaje por Jujuy, nunca imaginamos que los desayunos serían motivo de excepción. El desayuno en el hostal Rincón del Valle, bien vale la pena la excepción.


Andrea y Pablo, sus dueños, nos esperaban cada mañana con panes, mermelada y alguna sorpresa dulce, todo casero y recién hecho. Además del café con leche en tazas de barro gigantes y la calidez de su charla matutina. La exquisitez y el sabor de lo casero convivían en sus panes y mermeladas: panes de salvado y trigo, y mermeladas de durazno, ciruela y frutilla. Ahora, un mes después, nos preguntamos: ¿por qué no trajimos un frasco de las mermeladas de Andrea?

Los detalles son ley en el tranquilo hostal. Nada está librado al azar: desde la ubicación de las plantas ("Siempre hay un lugar que les gusta más. Ahí crecen mejor", nos enseñó Andrea), hasta la sorpresa dulce para acompañar el desayuno (en San Valentín nos despertaron con unas riquísimas galletitas con forma de corazón).

La tranquilidad del comedor, el sol que entra por la ventana, los mil y un objetos que decoran los espacios, el saludo diario de Lalo, su hermoso perro, todo se vuelve a dibujar en nuestra mente. Ambos lograron que sintiéramos la tranquilidad de volver a casa después de un día de horas de viaje, tierra y pies cansados.

No vamos a romper la promesa que le hicimos a Andrea, vamos a volver todas las veces que visitemos Jujuy. Además, tenemos que volver por las mermeladas.


domingo, 19 de febrero de 2012

El Cafecito de Tukuta: Café con queso de cabra en Tilcara

Llueve en Tilcara, quebradas de Jujuy. Después de recorrer la imponente Garganta del Diablo, bajamos al pueblo con una fria lluvia de verano.


Los pies mojados, las mochilas cargadas y la cara con tierra nos pedían algo caliente. Lo inesperado se volvió posible: frente a la plaza principal encontramos un café, El Refugio de la Música. Suenan carnavalitos, zambas y chacareras. Las paredes recubiertas con íconos de la música folclórica argentina decoran la pequeña esquina.


En sólo minutos se volvió refugio de varios turistas que ocuparon todas las mesas. Mezcla de idiomas y tonadas: jujueño por un lado, ingleses intentando pedir un café con su mejor español y risas cordobesas de fondo.


Pedimos dos cafés con leche en jarritos de cerámica con "completos": pan de grasa finito con queso de cabra, mermelada de frutilla y manteca. La fusión de sabores poco comunes para nuestro paladar porteño arrazaron con los tipicos cafés con medialunas. El queso de cabra suave frente a la acidez de la mermelada sobre la fuerza del pan de grasa, no tienen comparación.


El norte argentino no sólo nos está maravillando con sus paisajes sino también por sus sabores. Panza llena, corazón contento dice el dicho. En este caso, fue panza llena por la merienda y corazón contento por el descubrimiento.


domingo, 29 de enero de 2012

El Preferido de Palermo: Café en el Bodegón


Ocho menos cuarto de la tarde ¿o de la noche? Entramos al "Preferido de Palermo" en busca de nuestra merienda. Su fachada de 1885 nos da la bienvenida a un almacén con mesas altas, banquetas naranjas-turquesa y olor a jamón.


"El Preferido" se trata de un antiguo almacén atendido por una familia de asturianos que, luego de más de 50 años, logró el nombre de "El Preferido de Palermo". Actualmente, trás su re-styling al mejor estilo peluquería de barrio, lograron un bodegón para sentarse a comer de pasada y con ganas de volver un poco en el tiempo.



Las mesas, los mozos, el silencio antes de la tormenta parecen una película detenida esperando a que los actores principales vuelvan a escena. Buscamos la merienda justo cuando el Bar se prepara para la picada con cerveza de tardecita de verano.

No quisimos desilusionar al mozo. Pedimos café con leche y té, acompañados de sándwich de jamón cocido y queso. Intuimos que los fiambres son la especialidad de la casa. El mostrador- heladera (aquí todo es doblemente útil) tiene un amplio surtido de fiambres y conservas. Nos llaman la atención las latas de porotos, pickles, berenjenas, ajíes, arvejas y palmitos que son el decorado principal del local. Logran la combinación perfecta con las mesas naranja-turquesa y el televisor con el programa de chismes de la tarde.


El sándwich de flautín, claramente, es parte de la especialidad de la casa. La cantidad justa de queso y jamón en un pan crocante pero no duro. En su punto justo. ¡Cuánto menos podemos decir de un clásico de cocido y queso!

Desentonamos con nuestro café y té. Pero ya sabemos porque es el favorito de Palermo. Volveremos más tarde por la cerveza que quedó pendiente.


viernes, 16 de diciembre de 2011

Café La Giralda: La Reina de la Chocolatada



En Avenida Corrientes al 1400, entre Uruguay y Paraná, nos espera "La Giralda". Su fachada se esconde entre las luces y colores de la avenida "siempre viva", de noche por los teatros y de día por las librerías.




Casi no es un café sino una lechería donde la especialidad es el chocolate espeso. En 1930, en este antiguo edificio, un andaluz instaló una lechería y la llamó La Giralda. Desde esa fecha es punto de reunión durante el día y la noche.




El cartel en la vidriera nos avisa: "Especialidad: Chocolate con churros". Sólo a nosotros se nos ocurre buscar café en la reina de la chocolatada. No podemos negarnos y pedimos un café con leche y medialunas, y la estrella de la casa: Chocolate espeso con churrros rellenos de dulce de leche.




El salón es amplio y la barra ocupa casi todo su largo. La mezcla de estilos sorprende: mármol e  las mesas, paredes azulejadas, vidrieras con bebidas, espejos y percheros junto al cartel luminoso que corona el fondo del salón. Todo el ambiente y, sobre todo, el mozo con su amabilidad en impecable moño negro sobre camisa blanca, nos llevan a otra época. ¿ Década de 1940 o 1950? 




El chocolate espeso (ya preparado) es impecable. La proporción justa de chocolate y de leche acompaña magníficamente a los churros con dulce de leche. 
Mientras los saboreamos hago una nota mental: Debo preguntarle a mi abuelo si alguna vez llevo a mi abuela a merendar a La Giralda en sus salidas de novios. Tal vez, sin buscarlo, la historia se repite.